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Llanto y resilencia

  • rsalmerongtz0
  • 29 oct
  • 1 Min. de lectura

LLANTO Y RESILIENCIA: EL ARTE DE RESISTIR 


También se muere de pie, hermano

Enriqueta Ochoa


Lloro porque soy fuerte. En los tiempos que corren turbios, el llanto resulta un acto performativo de la vulnerabilidad. Una sociedad con prejuicios aún latentes impone que el sujeto enérgico tiene prohibido llorar, en contraste, quien ose transgredir esta norma se le considera débil: no-fuerte.


La psicología define a la resiliencia como un mecanismo para enfrentar episodios traumáticos. De modo que llorar resulta una forma de purificarnos durante y después de las adversidades. Me permite decir: asumo la condición frágil de humano que tengo. Reafirmo mi resistencia por medio del llanto, soy fuerte porque me reconozco humano.

Artistas de diferentes áreas han hecho del arte un discurso político, un medio de denuncia contra toda norma que encasille y limite la expresión emocional del ser humano. La cultura contemporánea ha tomado partido de lo anterior: el arte por más que el arte. Resiliencia es resistir, el arte es resistencia.


Con su presente obra, Rodolfo Salmerón a/borda el llanto a través del trabajo textil. De suerte que la conexión sensorial con la tela nos remonta a momentos de índole de lucha interna, circunstancias que al final nos forman como cuerpos que sienten. Somos la furia de las lágrimas que desprendemos, llorar es de impávidos. El sujeto fuerte llora porque resiste, se concibe resiliente en comunión con el otro: nos re/hacemos en dolor.


Luis Mendoza Vega, 2017

 
 
 

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